Una niña sentada en un pupitre escolar escribiendo o pintando no era una imagen común en la época novohispana, ya que pocas tenían acceso a educación formal. Muchas veces, como en este caso, a las infancias se les vestía o presentaba en la pintura con ciertos elementos que referían a cargos o al estatus deseado por sus padres en el futuro.
Los hermanos María de Guadalupe y Juan Nepomuceno, aquí representados e hijos de los marqueses de Jaral de Berrio, Pietro Moncada y María Anna de Berrio y Campa, se convirtieron en un referente de la sociedad del final del Virreinato y de los primeros años del México independiente. María Guadalupe se destacó como artista. Fue la primera mujer en formar parte de la Academia de San Carlos como miembro honorario y la única, de quien se tiene registro en el periodo virreinal, en que firmó sus obras, asumiéndose como pintora. Juan Nepomuceno, tercer conde de San Mateo de Valparaíso, luchó en la guerra de Independencia y años más tarde otorgó su residencia, el Palacio de Moncada, a Agustín de Iturbide al entrar a la Ciudad de México. Por esa razón, su palacio recibió posteriormente el nombre de Palacio de Iturbide.