La pintura plantea una escena onírica donde un ave conduce una torre en la que viaja una figura femenina acompañada por un ser fantasmagórico. Ambos atraviesan un misterioso bosque donde los árboles se transforman en una bóveda que parece cubrirlos, como si atravesaran una catedral gótica. La arquitectura y los trajes en los cuadros de Remedios Varo marcan el camino por el que se pueden desplazar los personajes, en una evocación sobre la interioridad y un viaje introspectivo de la protagonista.
En el movimiento surrealista, el inconsciente y lo irracional eran vistos como medios de transformación de la vida, el arte y la sociedad, de ahí la importancia que tuvieron los sueños.