Un retrato que muestra los logros de un personaje excepcional, el primero de los condes de San Mateo de Valparaíso. Fue el padre de Ana María de la Campa y Cos, quien se casó con el Marqués de Jaral de Berrio, formando una de las familias más ricas y célebres de la Nueva España.
Don Fernando se mudó de Zacatecas a la Ciudad de México. Reunió una gran fortuna en Zacatecas y otros territorios del norte de los que prácticamente se convirtió en propietario. Fue también un hábil militar y un mecenas de la educación y las artes. Curiosamente, justo en el año en el que fue retratado, le fue conferido el título de conde.
En la pintura, está acompañado por el escudo de armas de la familia. Este elemento refleja su linaje e importancia dentro de la sociedad novohispana, un aspecto de suma importancia para los retratos de la época.