Esta obra representa la génesis de una nación independiente. Visto por un extranjero, esta pintura muestra lo excepcional del paisaje del Valle de México, donde se podía encontrar, en un mismo lugar, vegetación de zonas áridas como las yucas, los nopales, los pirules o los magueyes, y tropicales como las palmeras. Todo ello enmarcado por los volcanes nevados y el lago entre las montañas.

Además del paisaje, esta pintura representa una escena de la vida cotidiana de un México que acababa de ser reconocido como independiente. En primer plano, una familia indígena recoge tunas, mestizos y criollos, pasean en caballos, entre ellos un religioso y un militar, y un tlachiquero extrae la aguamiel. Todos encarnan los grupos sociales más comunes en aquella época.

Durante el siglo XIX, artistas extranjeros llegaron a México impulsados por un interés artístico en la riqueza del país y, en ocasiones, también con objetivos científicos o políticos. Este es el caso del autor de esta pieza, Daniel Thomas Egerton, cuyo asesinato en Tacubaya provocó un conflicto diplomático entre Reino Unido y México.