Este cuadro, obra del reconocido pintor español Pelegrín Clavé, quien se destacó en México por su extensa producción de retratos para la alta burguesía, presenta elementos que claramente reflejan la posición social de la joven protagonista. En la sociedad mexicana de la época, la posibilidad de ser inmortalizado en un retrato era un lujo al alcance de muy pocos.

La mujer en la pintura evidencia su estatus social al llevar arracadas, guantes blancos y un collar de oro que cae sobre su regazo, ofreciendo así un auténtico reflejo de la moda de la época. Como es característico en las obras de Clavé, la mujer sostiene una mirada penetrante hacia el espectador con una actitud seria y solemne que realza el retrato y se ajusta al ideal romántico de la fragilidad de la mujer.