Una mujer de piel morena muele granos en un metate. Está sentada en cuclillas con el torso desnudo y oculta su rostro. La recia masa corporal se percibe encajonada, pues ocupa prácticamente todo el plano pictórico, lo que se traduce en una robusta corporalidad, en cierta medida intimidante. Da la impresión de ser una misma con su utensilio, debido a los colores terrosos y las figuras geométricas que dan una apariencia de piedra a la figura humana. Forma parte de una serie de obras realizadas sobre sacos de yute, en las que Siqueiros buscó mostrar la textura en el acabado final. Sus obras de esos años fueron crudas representaciones de la realidad rural.
El artista chihuahuense se formó en la Academia de San Carlos y participó en el muralismo mexicano. Como muralista, buscaba una renovación teórica y práctica del arte por medio de la experimentación pictórica y el juego con nuevos materiales, como en este caso la piroxilina (nitrato de celulosa que ahora usan los autos) y el yute. Temáticamente se interesaba por los marginados y los oprimidos y buscaba enaltecer los ideales revolucionarios y la identidad nacional.