En la sociedad novohispana era una práctica muy común retratar a las parejas que contraían matrimonio por separado. Pero este no es el caso. Por ello, en ese contexto, esta pintura fue muy novedosa y significativa.
Representa un ejemplo del nuevo ideal de pareja basado en el ideal del amor y el cortejo, simbolizados por la entrega de la flor, dejando a un lado la antigua tradición de uniones matrimoniales por intereses económicos o políticos.
El pintor poblano Hernando de Lara hizo este cuadro ocho años después del matrimonio de la pareja, que lo contrajo cuando él tenía 31 años y ella solo 19. Finalmente, Gertrudis de Salazar quedó viuda cuando su esposo fue fusilado durante la guerra de Independencia.