El Parián fue uno de los mercados más famosos de la Nueva España. En él se comercializaban objetos exóticos provenientes de oriente a través de la Nao de China. Se podían encontrar telas de seda, perfumes, especias y demás objetos. Ubicado alguna vez en el ahora Zócalo de la Ciudad de México, fue uno de los mercados más importantes del Virreinato y frecuentemente era representado en pinturas, pues en él podían encontrarse no solo las costumbres y vestidos de la sociedad novohispana, sino también los bienes que producían y mercadeaban.
Esta pieza, atribuida a Nicolás Enríquez, probablemente fue parte de una serie de castas, ya que se acostumbraba completarlas con escenas del mercado, vistas con toda la variopinta población de la Nueva España y su producción agrícola y artesanal. En ella se aprecia la vida cotidiana de los comerciantes que ofrecen sus productos. Por su parte, la nobleza transitaba entre el mercado, que se caracterizaba por tener una división interna que distinguía a consumidores de élite de la gente común.