Sor María Guadalupe de los Cinco Señores

El 4 de julio de 1800 fue la fecha más importante en mi vida: me coronaron como monja del convento de la Purísima Concepción de Puebla de los Ángeles. Esto implicaba muchas cosas para mí y para la sociedad en la que viví. Desde niña me había preparado para hacerlo, pues era algo decidido desde mi nacimiento como segunda hija: mi hermana mayor se había casado, a mí me correspondía dedicarle la vida a Dios. Esto significaba precisamente la corona del atuendo que porté aquel día, la entrega de mi ser al servicio de Cristo. Todo ello fue también la razón por la que me retrataron: una vez coronada y unida definitivamente a la vida monástica, mi familia iba a tener este retrato como recuerdo y símbolo de orgullo y de cumplimiento de mi fe.