Si te preguntas por qué un niño tiene un vestido, la respuesta es sencilla: las costumbres de vestimenta de la época así lo dictaban, como durante mucho tiempo se adjudicó el color azul para niños y rosa para niñas. El niño de ocho nombres que aparece en esta pieza fue hijo de los condes de San Mateo de Valparaíso, una de las familias más ricas y con mayor prestigio de la Nueva España, y fue retratado con tan solo un año por uno de los pintores del Virreinato más sobresalientes y el primer nacido en México en detentar una cátedra en la Academia: Miguel Cabrera.
En esa época, los padres de familias nobles ponían mucho empeño en retener las imágenes de sus hijos pequeños, ya que su vida era extremadamente frágil y muchos fallecían a corta edad. Así pasó con Joseph Mariano Manuel Joaquín Ignacio Luis Miguel Bernardo, quien, debido a su muerte apenas a ese primer año de nacido, no llegó a cumplir las aspiraciones de socialización y astucia que estaban simbolizadas por el conejo en esta pintura.