Desde antes de cumplir los diez años, Marina y Silvia Martínez Pedro comenzaron a introducirse en el apasionante mundo de la pintura en papel amate, heredando las habilidades y la tradición artística de sus padres. Su comunidad, Xalitla, es reconocida por la fabricación de una gran diversidad de artesanías, entre las que destacan la pintura sobre papel amate y el trabajo en barro. En ellas, plasman vívidas escenas que capturan la esencia de la vida cotidiana: desde la pesca hasta la ganadería, pasando por las entrañables costumbres y las festividades más alegres. No es coincidencia que Tepecoacuilco, Guerrero, lleve en su nombre el significado náhuatl de “cerro de la cabeza pintada” o “cerro de las culebras pintadas”, un tributo a la rica tradición artística que florece en esta tierra.
En esta pintura representan la tradición de nacimientos de manera festiva con sus personajes, lugares y diversidad de colores. También crean todo un escenario rico en motivos tradicionales, elementos autóctonos de flora y fauna y escenas particulares de la vida cotidiana en la forma de marco. Ambas artistas han recibido reconocimiento por sus trabajos también individualmente, entre ellos dentro de los certámenes de Grandes Maestros del Patrimonio Artesanal de México de Fomento Cultural Banamex.