En los años 60, la familia Aguilar ya tenía reconocimiento local por su excepcional arte en alfarería. La fama local pronto cruzó fronteras cuando Nelson Rockefeller, el entonces vicepresidente de los Estados Unidos, quedó cautivado por su trabajo. Tras una visita a su taller, quedó tan impresionado que decidió adquirir todas las obras que la familia tenía para ofrecer.

Isaura Alcántara Díaz, madre de Guillermina y Josefina, innovó en la artesanía de su comunidad oaxaqueña Ocotlán de Morelos al empezar a crear figuras decorativas cuando solo se producía cerámica utilitaria. Después de enseñar a sus cuatro hijas, el taller se diversificó y creció considerablemente. Hoy en día se ha multiplicado y llega hasta la tercera generación con Leopoldo García Aguilar.

La familia Aguilar es famosa por su trabajo en barro policromado. Entre las figuras más características se encuentran las catrinas, sirenas, damas y las ahora ya tradicionales “friditas”, representaciones de la artista Frida Kahlo en miniatura pintadas con una amplia gama de colores muy mexicanos.