En la tradición católica, un escapulario es un objeto sacramental que sirve para recordar los deberes e ideales religiosos y también tiene una función protectora. Se dice que el escapulario de la Virgen del Carmen tiene el privilegio sabatino: a los que mueran con el escapulario y expíen sus culpas en el purgatorio, la Virgen los salvará y llevará al cielo lo antes posible o, a más tardar, el sábado siguiente a su muerte. De ahí que en esta pintura la Virgen aparezca junto con el Niño Dios con escapularios como medio de salvación para las almas que están ubicadas en la sección inferior del purgatorio.
Este enorme cuadro fue realizado por Miguel Cabrera para decorar una iglesia. Desde las alturas, aparece Dios Padre y, con un cetro, expresa la transferencia de su poder a la madre y al hijo. La Virgen coronada está acompañada por los arcángeles San Rafael y San Miguel en su papel de custodios o mediadores del alma de los fieles. Respecto a su técnica, es notable cómo el pintor usó colores más claros en la parte de arriba, donde se ubica el cielo, y va oscureciendo la paleta conforme se acerca al purgatorio.