La pintura de este biombo muestra las partes del mundo conocidas al final del siglo XVII. Cada una está representada alegóricamente por una pareja reinante y un animal local distintivo. Aparece, primero, América encarnada por indígenas vestidos con trajes de plumas. El lagarto, el perico y la vegetación tropical que los rodea eran característicos de la región antes de la llegada de los españoles. Europa, por su parte, es representada por el rey Carlos II de España y su esposa María Luisa de Orleans. En el fondo, un escudero toma las riendas de un caballo blanco en una alegoría a la tradición ecuestre española. El siguiente grupo simboliza a Asia. Un sultán de Oriente posa con su turbante adornado con rica pedrería, mientras dos sirvientes lo acompañan con una gran camella, animal sagrado del Islam. Por último, un rey con un turbante y una túnica corta, acompañado por un elefante y, más al fondo, un avestruz, representan al continente africano. En esta pintura, además, se nota a simple vista y a detalle la corrección del dibujo y el colorido característicos de Juan Correa, que fue uno de los artistas barrocos novohispanos más importantes del siglo XVII.