En este cuadro, que parece brillar desde el centro, Juan Cordero presenta a una mujer en un entorno natural, resguardada por las hojas de plátano ante el atardecer rojizo que se vislumbra al fondo. Una pintura con una mujer portando solamente una túnica blanca, símbolo de pureza, era considerada de contenido erótico para la época. La presencia del fauno en la fuente, un símbolo de lujuria, refuerza esta idea, mientras que la expresión dudosa y tímida de la mujer revela su aprehensión ante la idea de adentrarse en el estanque.
En este cuadro, Juan Cordero exhibe un estilo limpio, detallado y preciso, destacando su maestría en el manejo de tonos claros y oscuros, así como en la utilización de colores fríos y cálidos. Cabe resaltar que, en la época, que se ubicaba casi a mitad del siglo XIX, el tema de las bañistas era innovador y sumamente inusual entre los pintores mexicanos.