Un fresco de un volcán, realizado con colores intensos y pinceladas expresivas, indudablemente lleva la firma de Gerardo Murillo, mejor conocido como Dr. Atl. Para él, el color y el dinamismo eran pilares fundamentales en su obra. En sus narraciones, el pintor evoca las espirales ascendentes y las fumarolas que se entrelazan con el firmamento, creando una imagen poderosa que transmite la inmensa fuerza de la naturaleza.
Dr. Atl se aventuró con entusiasmo en el estudio, la observación y la pintura de un fenómeno asombroso: el nacimiento del volcán más joven de América, el Paricutín. Llama la atención la paleta de colores y la maestría en la iluminación presentes en esta y otras obras. Ningún otro fenómeno natural capturó con tanta pasión el interés artístico y científico de Dr. Atl como los volcanes. El Paricutín se convirtió en su obra maestra, y el fruto de su estudio y fascinación se plasmó en su libro Cómo nace y crece un volcán, publicado en 1950.