En este cuadro de Jean Antoine Gros, quien además de pintor desempeñó su actividad en la diplomacia y representó a Francia en México, se ofrece una vista del Valle de México decimonónico desde el ras de la tierra. La ubicación junto al Lago de Texcoco le permite dar muestra del interés y los hallazgos que tenía en torno a temas como la botánica, la zoología, la geología y la vulcanología, ciencias en las que estaban formados los artistas de la época en el espíritu de la Ilustración.

El pintor presenta un cuadro que incluye, además de las características orográficas del paisaje, a la fauna y la flora oriundas del sitio. Al centro de la escena, por ejemplo, se observa un gran número de garzas blancas que llenan la pintura de puntos de luz, mientras que en el primer plano sobresalen los típicos nenúfares y lirios.